Precios psicológicos: cómo hacer que tus ofertas sean irresistibles

Qué son los recios psicológicos

¿Eres de los que entra a una tienda y no resiste la tentación de comprar? Quizás esto suceda porque has entrado a un negocio que utiliza la estrategia de precios psicológicos, ¿sabes de qué se trata?

Son muy altas las probabilidades de que un usuario compre un producto por tener la percepción de que su precio es menor. Y es que, claro, todos queremos ahorrar y sentir que nuestra compra ha sido perfecta. 

Ya, seguramente, has visto esta estrategia: los precios a 2,99/ 3,95. La verdad es que aunque la diferencia con el precio real sea mínima, sí que incentiva a la compra. Te hablaremos más sobre esta popular y efectiva técnica a continuación.

¿Qué son y cómo funcionan los precios psicológicos?

Esta estrategia de marketing ya tiene tiempo en el mercado. Y muchas marcas la utilizan para dar la impresión de que el precio es más bajo, 

De hecho, hay una teoría que sustenta esta práctica. La cual explica que algunos precios tendrán mayor impacto psicológico en los consumidores.

La idea es incentivar el comportamiento de compra a través de las emociones, dejando que el producto tenga un impacto positivo. 

Sabemos que nuestros pensamientos están motivados por las necesidades. Así que suele pasar que el proceso de compra sea volátil, siendo necesaria una influencia social para ello.

Por otra parte, no siempre estos precios tendrán la misma receptividad en los consumidores. Algunos lo verán desde una perspectiva positiva, y otros desde un lado negativo.

¿Son efectivos los precios psicológicos?

Es innegable que cada negocio debe armar un plan estratégico para definir los precios. Esto debe hacerse antes de promocionar un producto para asegurar el éxito de las ventas.

Para determinar el precio de un producto se consideran factores como el coste, la competencia, la demanda y la capacidad de pago del público objetivo.

Una vez encontrado el precio, hay que hacerlo atractivo, irresistible, competitivo. Y aquí la psicología del precio tiene un gran poder.

¿Cuáles son los tipos de precios psicológicos?

El precio psicológico no es un valor que se determina de la noche a la mañana. Hay que tomar en cuenta los factores para garantizar una rentabilidad.

Y una vez asegurado el margen de ganancia, es posible saber qué tipo de precios psicológicos elegir, por ejemplo:

Los precios redondos

En algunos productos, esta estrategia funciona, no en todos. Sobre todo, en las compras que vienen determinadas de forma impulsiva. 

Un precio redondo le dará la impresión al usuario que está realizando una compra perfecta.

Los precios impares

Esta estrategia de precios psicológicos es la que vemos frecuentemente en los puntos de venta. Suele llamar mucho la atención porque transmite esa sensación de que el producto es más económico.

Este tipo de precio se basa en la utilización del número 5 y 9. Así, será más atractivo si en vez de poner 30 € se asigna un valor de 29,99 €.

Analizándolo desde otra perspectiva, la diferencia es nada más que un céntimo. Pero esta diferencia, por muy pequeña que sea, tiene gran influencia psicológica en los consumidores.

Los precios habituales

Los conocedores del mercado saben qué precio suele tener un producto de gran rotación. La recomendación aquí es mantener el precio para evitar que el cliente desconfíe y se generen comentarios negativos.

Los precios relativos

Un producto con similares características puede compararse con la competencia. Con el análisis correcto, es posible fijar un precio que sea interesante para el consumidor. Eso sí, manteniendo el principio de rentabilidad.

Precios exclusivos o de prestigio

No es muy común, pero puede que un consumidor mida la calidad de un producto o servicio con un precio que, al contrario de ser más bajo, es más alto que los rangos del mercado. 

El objetivo aquí es atraer a esos usuarios exclusivos, de más poder adquisitivo, aquellos que buscan calidad.

Consejos para aplicar una estrategia de precio psicológico en tu negocio

No es difícil poner en marcha una estrategia de precios psicológicos. Pero sí hay algunas recomendaciones que puedes tener en cuenta para tener éxito:

Crea una percepción de menor precio

Con los precios psicológicos puedes darle una ilusión a tu comprador que está pagando menos.

Procura evitar los números enteros, salvo en los casos que la compra esté determinada por impulso.

Separa los gastos adicionales

Si le muestras a tu cliente el valor de tu producto por separado, seguramente se sentirá más atraído a comprar.

Esta estrategia la puedes implementar en tu e-commerce, dejas ver el precio de tu producto; y al avanzar la compra, muestras los gastos de envíos. 

Es útil para saber si lo que determina la intención de compra es el producto o el precio total.

Precios fraccionados

Encontramos esta estrategia de precios psicológicos muy frecuentemente en agencias de viajes o empresas con facilidades de cuotas diferidas.

Así, es posible mostrar el precio dividido en cuotas. Le resultará más cómodo y atractivo al usuario y será más sencillo para él.

Eso sí, asegúrate de que el compromiso se cumpla antes de prestar el servicio o entregar el producto.

Precios por periodos

Los servicios de suscripción recurren mucho a esta estrategia. Por ejemplo, Netflix ofrece el pago mensual.

Así, el usuario verá más sencillo cumplir con el pago por periodos que hacer un solo desembolso anual.

Los descuentos

Definitivamente, los descuentos y las ofertas pueden convertirse en grandes aliados en tu estrategia de precios.

Sin embargo, no solo basta con escribirlos en una etiqueta, es importante hacer una comparación del precio anterior con el nuevo. La idea es que el potencial comprador vea de forma clara el ahorro que esto representa.

Procura que estén en orden los números, utiliza colores llamativos y fuentes que sean lo suficientemente grandes para captar la atención. 

El poder de los porcentajes

Una buena estrategia de precios psicológicos muestra el porcentaje de ahorro. Esto incentivará al usuario al comprar porque tendrá un punto de comparación con respecto al precio real o lo que ofrece tu competencia.

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